Manolo Escobar no sólo es un artista de pies a cabeza, representa la unión perfecta entre vanguardia y tradición, entre lo más avanzado y lo que hemos de conservar de nuestro pasado. Moderno, pero español. Disfruten y luego tomen un porrón de tinto de verano...
jueves, 25 de agosto de 2011
jueves, 11 de agosto de 2011
El Mundial Bar
Si Andrés Pajares quisiera revivir sus gestas boxeísticas, las que le llevaron a interpretar la mejor comedia deportiva del cine ibérico, Yo hice a Roque III, seguro que vendría acompañado de su compadre Fernando Esteso, y de Dum Dum Pacheco al Mundial Bar (Pl. Sant Agustí Vell, 1), para disfrutar de la decoración del comedor principal de este local, cuyo elemento principal son fotografías de púgiles de todos los tiempos. Y es que este templo de la cerveza y el chato de vino, que abrió sus puertas en 1925 para saciar la sed de los vecinos de este popular barrio barcelonés, se convirtió en un centro de reunión para los aspirantes a estrellas del ring y sus representantes, debido a que uno de sus propietarios era un gran seguidor de este deporte. Durante los recorridos taperos que nos llevaron a escribir el libro "Barcelona on the rocks, un recorrido por las barras más singulares", encontramos este templo.
Actualmente, a pesar de estar relativamente cerca de la zona del Born, el centro neurálgico de la modernidad impostada de la ciudad, ha conseguido mantener su condición de local de toda la vida, y parte de la clientela del barrio, sin sucumbir a las hordas de diseñadores con actitud, y de creativos cuya mejor idea sería parir una campaña para crucificar en la plaza pública a los que no van en bicicleta y osan poseer un vehículo particular con motor de gasolina.
Tras un intenso trabajo de degustación de algunas de las especialidades del bar, se puede concluir que sus patatas bravas, aliñadas con un rico alioli y una salsa ‘estofado style', se merecen un ocho; sus chocos un siete y medio; sus chips de berenjena con miel y queso de cabra un siete y medio y sus piruletas de gambas en tempura con salsa agridulce, un nueve. Los postres también son de un buen nivel, y su mousse de crema catalana es de ocho y medio. Todas las notas, como en la EGB y el COU, sobre diez, nada de escalas extrañas ni de «progresa adecuadamente». Aquí, de notable para arriba.
Pero no todo es la comida, e Isabel, la propietaria, es una persona te recomienda unas tapas u otra según el estado de ánimo del cliente. Psicología del pincho. La mencionada asegura que «a los camareros les digo que no se dedican a vender tapas, sino que gestionan la felicidad de la gente. Yo misma, si detecto que un cliente tiene necesidad de amor, le recomiendo algo con toques dulce, como las chips de berenjena». Divorciados y divorciadas del mundo, dejen las fiestas para singles, y vengan aquí a comer tapas. Si no es la felicidad, se le parece mucho.
Actualmente, a pesar de estar relativamente cerca de la zona del Born, el centro neurálgico de la modernidad impostada de la ciudad, ha conseguido mantener su condición de local de toda la vida, y parte de la clientela del barrio, sin sucumbir a las hordas de diseñadores con actitud, y de creativos cuya mejor idea sería parir una campaña para crucificar en la plaza pública a los que no van en bicicleta y osan poseer un vehículo particular con motor de gasolina.
Tras un intenso trabajo de degustación de algunas de las especialidades del bar, se puede concluir que sus patatas bravas, aliñadas con un rico alioli y una salsa ‘estofado style', se merecen un ocho; sus chocos un siete y medio; sus chips de berenjena con miel y queso de cabra un siete y medio y sus piruletas de gambas en tempura con salsa agridulce, un nueve. Los postres también son de un buen nivel, y su mousse de crema catalana es de ocho y medio. Todas las notas, como en la EGB y el COU, sobre diez, nada de escalas extrañas ni de «progresa adecuadamente». Aquí, de notable para arriba.
Pero no todo es la comida, e Isabel, la propietaria, es una persona te recomienda unas tapas u otra según el estado de ánimo del cliente. Psicología del pincho. La mencionada asegura que «a los camareros les digo que no se dedican a vender tapas, sino que gestionan la felicidad de la gente. Yo misma, si detecto que un cliente tiene necesidad de amor, le recomiendo algo con toques dulce, como las chips de berenjena». Divorciados y divorciadas del mundo, dejen las fiestas para singles, y vengan aquí a comer tapas. Si no es la felicidad, se le parece mucho.
sábado, 6 de agosto de 2011
El rincón del artista
En Nou de la Rambla, tocando el Paralelo barcelonés está el mítico 'Rincón del artista', un bar decordo con centenares de famosos, ex famosetes y famosillos. Para tomar una caña y picar algo no está mal, pero lo mejor es ir descubriendo donde está la efigie de Joselito, Maria Jesús - y su acordeón -, Pedro Ruiz, Esteso y otros grandes monstruos de la escena ibérica. Hasta el camino de los lavabos está trufado de docenas de las imágenes de seres que alegraron las vidas de su público, al que tanto querían y tanto debían.
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